La Nebulosa Burbuja: una estrella joven y caliente que infla una pompa en el espacio





A simple vista, la Nebulosa Burbuja (NGC 7635) parece sacada de un cuento de hadas cósmico. Una esfera luminosa, flotando entre nubes de gas y polvo interestelar, como si una criatura estelar hubiera exhalado delicadamente en el espacio. Pero bajo esa apariencia etérea se esconde un enigma que desconcierta a los astrónomos.

Situada a unos 7.100 años luz de la Tierra, en la constelación de Casiopea, esta nebulosa es impulsada por una estrella masiva de tipo O: BD+60°2522. Esta colosal estrella es como un horno estelar al rojo vivo: joven, poderosa, y capaz de emitir vientos supersónicos que alcanzan los 2.000 km por segundo. Según la teoría, esos vientos deberían inflar una burbuja de gas caliente, detectable por su emisión en rayos X. Y, sin embargo, aquí viene la sorpresa: no hay rastro de esa burbuja caliente.

Una burbuja sin calor

Los telescopios espaciales, como el XMM–Newton, han explorado a fondo esta región, esperando encontrar una emisión difusa de rayos X que confirmara la presencia de gas caliente dentro de la nebulosa. Pero el interior de la Burbuja permanece misteriosamente silencioso en rayos X. Un silencio extraño, porque otras nebulosas similares sí muestran ese brillo energético.

Lo curioso es que la estrella central sí emite rayos X intensamente. Su atmósfera alcanza temperaturas de más de 7 millones de grados Kelvin, y su perfil químico, sorprendentemente, es bastante similar al del Sol, aunque su tamaño y energía la coloquen en una liga completamente distinta.

Esto genera un contraste intrigante: una estrella que arde y sopla con furia, y sin embargo, una burbuja que no responde como debería.

Más que una esfera perfecta

Cuando los astrónomos han estudiado la Nebulosa Burbuja en luz visible, utilizando telescopios como el Nordic Optical Telescope (NOT) o el de San Pedro Mártir (SPM), han descubierto que su forma no es la de una simple esfera inflada. Lejos de ello, la nebulosa parece un laberinto de capas, una especie de cebolla cósmica con conchas superpuestas y zonas que parecen ampollas interestelares.

¿La explicación? Es posible que la estrella haya perdido masa en diferentes episodios a lo largo del tiempo, creando estas capas complejas. Como si no hubiera soplado una sola vez, sino varias, a ritmos diferentes, inflando la burbuja por partes.

¿Una estrella fugitiva?

Otra hipótesis apunta en otra dirección: ¿y si la burbuja no fuera una esfera, sino una onda de choque, como la estela que deja un barco al cortar las aguas? Si BD+60°2522 se está moviendo rápidamente por el espacio, podría estar creando un "bow shock", una onda de presión donde su viento choca con el medio interestelar.

Las mediciones de su velocidad apoyan esta posibilidad. Pero hay un problema: las simulaciones de este modelo también predicen rayos X difusos, y como ya sabemos, esos rayos no están. ¿Nos falta alguna pieza en el puzzle?


Astrometáfora | La burbuja que susurra en silencio

En apariencia, es redonda, perfecta, como una exhalación detenida en el tiempo. Pero NGC 7635 no estalló como esperábamos. No grita en rayos X, no arde a la vista. Es una burbuja que guarda secretos.

Tal vez su forma no fue hecha solo de viento, sino de ritmos olvidados, de caminos trazados al pasar. Quizás no es una esfera, sino una huella.

A veces, incluso en el cosmos, el silencio dice más que la explosión.


Preguntas que aún orbitan alrededor de NGC 7635

¿Dónde está la burbuja caliente?

La teoría predice que el poderoso viento de BD+60◦2522 debería inflar una burbuja de gas a temperaturas de millones de grados, brillante en rayos X. Pero incluso con las profundas observaciones del telescopio XMM–Newton, no hay rastro de esa emisión difusa. ¿Estamos malinterpretando los procesos de calentamiento del gas estelar? ¿O la física detrás de estas estructuras es más compleja de lo que pensábamos?

¿Cómo se formó esta estructura tan intrincada?
Lo que observamos no es una esfera perfecta, sino un laberinto de capas anidadas y burbujas secundarias, como si la estrella hubiera exhalado en múltiples tiempos y direcciones. ¿Acaso fueron distintos episodios de pérdida de masa los que esculpieron esta arquitectura cósmica? ¿O estamos viendo una ilusión provocada por la perspectiva y el juego de luces?

¿Burbuja o onda de choque?
Si BD+60◦2522 se mueve rápidamente a través del espacio, ¿no podríamos estar viendo una onda de choque frontal —como el oleaje de proa de un barco— en lugar de una burbuja inflada desde el interior? La idea es tentadora, pero los modelos predicen una emisión de rayos X que tampoco aparece. ¿Qué fuerza domina realmente la forma de la nebulosa: el viento o el movimiento?

¿Por qué no se mezclan el gas caliente y el frío?
En otras nebulosas, el gas interior se mezcla con el exterior, lo que suele producir brillos en rayos X. Aquí, esa mezcla parece ausente o ineficaz. ¿Están los campos magnéticos invisibles evitando el contacto entre ambos mundos gaseosos? ¿O es que aún no entendemos bien las fronteras entre estas capas?

¿Qué nos revela sobre otras estrellas masivas?
NGC 7635 no encaja del todo en las categorías conocidas. Ni burbuja clásica ni onda de choque típica. Este desconcierto no es único: cada vez más estructuras en torno a estrellas masivas desafían los modelos tradicionales. Quizás la Nebulosa Burbuja sea la punta de un iceberg cósmico que nos obliga a repensar cómo las estrellas moldean su entorno.


Referencias:

Toalá, J. A., Guerrero, M. A., Todt, H., Sabin, L., Oskinova, L. M., Chu, Y.-H., Ramos-Larios, G., & Gómez-González, V. M. A. (2020). The Bubble Nebula NGC 7635 – Testing the wind-blown bubble theory. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, 495(3), 3041–3051. https://doi.org/10.1093/mnras/staa752 


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