Cabeza de mono (NGC2175), el poder transformador de las Nebulosas



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En el dibujo de la constelación de Orión realizado por Johannes Hevelius en su catálogo Uranographia de 1690, el cazador Orión es representado sosteniendo un escudo y una espada sobre su cabeza. El escudo simboliza su valentía y protección, mientras que la espada representa su destreza en la caza y la lucha.



A la altura de su espada encontramos el objeto de nuestra fotografía, la nebulosa Cabeza de Mono, también conocida como NGC2175. Su nombre evocador proviene de su peculiar forma, que recuerda a la cabeza de un simio.

La Cabeza de Mono alberga 577 estrellas, un verdadero hervidero de actividad estelar. Entre ellas, encontramos estrellas de diferentes edades y características, desde estrellas recién nacidas hasta estrellas maduras en las últimas etapas de su vida.

Las estrellas más jóvenes, de clase I, se distinguen por sus discos circunestelares gruesos y calientes. Estos discos son como cunas donde se forman los planetas. Las estrellas de clase II tienen discos más evolucionados y fríos, mientras que las estrellas con discos de transición se encuentran en una etapa intermedia.

La mayoría de las estrellas en la Cabeza de Mono tienen una masa similar a nuestro Sol y una edad que oscila entre 0,1 y 5 millones de años. Son estrellas jóvenes, en comparación con la edad de nuestro Sol, que es de 4.6 mil millones de años.

Las imágenes infrarrojas y de radio de la Cabeza de Mono nos muestran una estructura compleja. En la mitad occidental de la nebulosa, una estructura en forma de anillo semicircular domina el paisaje. Esta forma se debe a la expansión de la región H II, una zona de gas ionizado por la radiación de las estrellas masivas.

Imagina una burbuja gigante de gas caliente y brillante. Esta burbuja empuja y comprime el gas y el polvo circundantes, creando una interacción dinámica entre la radiación y el material molecular. Las estrellas en la Cabeza de Mono no solo brillan, sino que también transforman su entorno de manera espectacular.

Las estrellas masivas, emiten una intensa radiación ultravioleta que ioniza el gas, iluminando de luz y color la nebulosa. A medida que estas estrellas evolucionan, las regiones H II se expanden, creando cavidades en el medio interestelar y esculpiendo la forma de la nebulosa.

La formación estelar en cadena es otro proceso que se observa en la Cabeza de Mono. La radiación y los vientos estelares de las estrellas masivas pueden comprimir el gas y el polvo, dando lugar a la formación de nuevas estrellas en regiones adyacentes. Es como si las estrellas más viejas encendieran la mecha para la formación de nuevas generaciones de estrellas.



Referencias: Jessy Jose, AK Pandey, K. Ogura, MR Samal, DK Ojha, BC Bhatt, N. Chauhan, C. Eswaraiah, H. Mito, N. Kobayashi, RK Yadav, Optical and near-infrared survey of the stellar contents associated with the star-forming complex Sh2-252, Monthly Notices of the Royal Astronomical Society , volumen 424, número 4, agosto de 2012, páginas 2486–2503, https://doi.org/10.1111/j.1365-2966.2012.21175.x




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