Nebulosa del Águila (M16) y los Pilares de la Creación






Nebulosa del Águila _SkyWatcher80-600 ED Evostar _ ZWO ASI533MC Pro _216LIGHTS _ 60.00 _1x1 _ 150  -10.10 _2024-07-11

La Nebulosa del Águila, también conocida como M16, es famosa por los "Pilares de la Creación", una región icónica fotografiada por el telescopio Hubble. Esta nebulosa es una región H II y un cúmulo abierto de estrellas jóvenes.

Los Pilares de la Creación en la Nebulosa del Águila son estructuras largas y estrechas de gas y polvo que se elevan desde una base más ancha, asemejándose a columnas o dedos que apuntan hacia arriba. Estas columnas tienen varios años luz de altura, siendo la más alta de aproximadamente 4-5 años luz. Presentan una base ancha que se estrecha hacia la punta, con formas irregulares y rugosas debido a la interacción con la radiación y los vientos estelares. Las puntas de los pilares son más densas y compactas, conocidas como "nudos" o "globulettes," donde la formación estelar es más probable. La superficie de los pilares es irregular, con cúmulos de polvo y gas que sobresalen, creando una apariencia de contorno dentado y rugoso.

Las puntas de los pilares, o "nudos," están parcialmente protegidas de la intensa radiación ultravioleta de las estrellas cercanas gracias a la sombra proyectada por el propio gas y polvo del pilar. Esta sombra reduce la tasa de erosión, permitiendo que el gas en las puntas se mantenga más denso y compacto. La mayor densidad en las puntas facilita la acumulación de suficiente masa para iniciar el proceso de colapso gravitacional. Los "nudos" son lugares privilegiados para la formación de nuevas estrellas debido a la mayor densidad y compactación del material.

Aproximadamente a 7,000 años luz de la Tierra, los Pilares de la Creación son gigantescas columnas de gas y polvo, formadas por la acción de la radiación ultravioleta y los vientos estelares de estrellas jóvenes y masivas. Representan zonas donde se están formando nuevas estrellas dentro de la nebulosa. La intensa radiación de las estrellas jóvenes ioniza el gas circundante, calentándolo y causando que emita luz visible. La radiación y los vientos estelares crean frentes de choque que comprimen el gas, lo que puede desencadenar la formación de nuevas estrellas.

Las estrellas jóvenes y calientes emiten radiación ultravioleta, suficiente para ionizar el gas circundante, es decir, arrancar electrones de los átomos de hidrógeno. Esto convierte el gas en un plasma caliente que emite luz visible, haciendo que las regiones ionizadas brillen. Además, las estrellas jóvenes emiten vientos estelares, corrientes de partículas cargadas que se desplazan a alta velocidad. Estos vientos empujan el gas y el polvo, creando frentes de choque. Los frentes de choque son regiones donde la velocidad del gas cambia abruptamente debido a la acción de los vientos estelares y la radiación. Estas ondas de choque comprimen el gas en los pilares, aumentando su densidad y temperatura.

La acción combinada de la radiación y los vientos estelares comprime el gas en los pilares. Esta compresión puede aumentar la densidad del gas hasta el punto en que colapse bajo su propia gravedad. Cuando el gas comprimido alcanza la densidad crítica, puede colapsar para formar nuevas estrellas. Este proceso es conocido como formación estelar. Las nuevas estrellas pueden formarse en las puntas de los pilares, donde la compresión es más intensa.

Imagina un castillo de arena construido cerca de la orilla del mar. El castillo representa los pilares de gas y polvo en la nebulosa. Cuando las olas del mar (representando la radiación y los vientos estelares) golpean el castillo, comienzan a erosionar las paredes y la base del castillo, llevándose gran parte de la arena.

Sin embargo, en las torres más altas del castillo (las puntas de los pilares), la arena está más compacta y protegida. Estas torres están parcialmente resguardadas de las olas debido a su altura y la estructura del castillo, similar a cómo las puntas de los pilares están protegidas por el gas y el polvo circundante.

Las olas empujan más arena hacia las torres, haciendo que estas se vuelvan más densas y compactas. En este entorno protegido y comprimido, las torres de arena pueden mantenerse más tiempo que las paredes y la base del castillo.

En resumen, en los Pilares de la Creación, las puntas densas y compactas pueden resistir mejor la erosión por radiación y vientos estelares. Esta protección permite que el gas en estas regiones se comprima lo suficiente como para colapsar bajo su propia gravedad y formar nuevas estrellas. Las "torres" del castillo de arena representan estas puntas densas donde las condiciones para la formación estelar son más favorables.

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