En el vacío interestelar, donde reina el silencio,
emerge una nube con la silueta alargada, proyectada hacia el espacio abierto.
Es una columna de gas y polvo, esculpida lentamente
por la luz ardiente de soles recién nacidos.
La llaman la Nebulosa de la Trompa del Elefante.
Pero no es solo una nube.
Es un vivero...
un santuario donde las estrellas nacen, no en el aislamiento,
sino empujadas por fuerzas que recorren el cosmos desde hace miles de millones de años.
A unos 870 años luz de nosotros, en la constelación de Cefeo,
esta nube es parte de una vasta región de hidrógeno ionizado: IC 1396.
Allí, una estrella masiva —HD 206267— irradia su energía hacia el espacio,
como un faro que no ilumina, sino que esculpe.
Su luz, intensa y abrasadora, golpea la superficie de la nube.
El gas se ioniza.
La materia se comprime.
Y, en ese delicado equilibrio entre destrucción y creación,
el gas frío colapsa.
Y de esa implosión... nacen nuevas estrellas.
Este proceso tiene un nombre casi poético en su tecnicismo:
Implosión Impulsada por Radiación.
La luz que parece desgarrar... también puede dar vida.
La presión que empuja... también puede encender el fuego de una estrella.
Durante mucho tiempo, los astrónomos se preguntaron:
¿Son estas estrellas hijas del azar... o hijas del empujón de una fuerza mayor?
Hoy, gracias a los ojos agudos del observatorio Chandra en rayos X,
al toque invisible del telescopio Spitzer en infrarrojo,
y a la paciente mirada de telescopios en la Tierra,
tenemos la respuesta.
Se han encontrado más de 250 estrellas jóvenes en la Trompa del Elefante.
Pequeños soles en distintas etapas de su infancia.
Algunas aún envueltas en sus mantos de polvo,
otras recién liberadas, mostrando sus caras jóvenes al universo.
Y algo aún más revelador...
un patrón.
Las más jóvenes, las que aún llevan discos de gas y polvo donde podrían formarse planetas,
están cerca del borde de la nube, allí donde la radiación de HD 206267 golpea con más fuerza.
Las más viejas, apenas unos millones de años mayores,
están más alejadas, ya avanzando hacia la madurez estelar.
Es como si una ola de creación estelar hubiera barrido la nube:
un frente de choque que ha ido encendiendo estrellas a su paso,
dejando tras de sí un reguero de soles nacientes.
Más de un 25% de las estrellas en esta región parecen haber sido creadas así:
empujadas al nacimiento por la luz y el viento de una estrella masiva.
La Nebulosa de la Trompa del Elefante no es solo un objeto de belleza visual,
con sus contornos oscuros recortados contra un fondo de estrellas.
La luz que esculpe... también crea.
El empujón cósmico... también despierta.
Y cada una de esas pequeñas estrellas, nacidas en la Trompa,
lleva en su interior la promesa de mundos,
y quizás, de otros ojos que un día miren al cielo y se pregunten, como nosotros:
¿De dónde venimos? ¿Y qué fuerzas nos empujaron a nacer?
🌌 Astrometáfora
Así como las olas moldean la orilla, la radiación esculpe las nubes. Y en cada grano de polvo comprimido… germina la chispa de un nuevo sol.
Getman, KV, Feigelson, ED, Sicilia-Aguilar, A., Broos, PS, Kuhn, MA, & Garmire, GP (2012). La Nebulosa de la Trompa de Elefante y el cúmulo Trumpler 37: contribución de la formación estelar desencadenada a la población total de una región H II. Avisos mensuales de la Royal Astronomical Society , 426(4), 2917–2943. https://doi.org/10.1111/j.1365-2966.2012.21879.x
Lights: 106 x 60 seconds
Tiempo total de integración: 106 min
Telescope: Skywatcher 80/600 ED
Mount: HEQ5
Guide camera: ASI 120 mini
Cámara principal ASI533MC Pro
0,85x Reducer: F6.38
Filtro: Optolong L-eNhance 2″0
Temperatura del sensor: -10°C
Ganancia: 150
Cámara guiado ASI 120 MM-S
Campo de visión de 1.5° x 1.5°.
Software de localización: Stellarium
Software Adquisición: NINA
Software Procesado: Pixinsight
Shots: 15/09/24
HIP 106358 _SW80ED _ ZWO ASI533MC Pro _LIGHT _ 60.00 _1x1 _ 150 _ -9.80 _2024-09-15
Location: Quijorna (Madrid)
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