A unos 45 millones de años luz de aquí…
tan lejos que el cielo ya no tiene las palabras que solíamos usar para entenderlo…
vive una galaxia que florece fuera del molde.
Messier 63.
La Galaxia del Girasol.
Un pétalo de luz en un universo que ya no responde a nuestros nombres.
No es una espiral simétrica como su vecina, la Galaxia del Remolino…
No.
Aquí no hay brazos majestuosos y definidos…
Solo fragmentos.
Remolinos breves.
Destellos dispersos de creación.
Esto es lo que los astrónomos llaman… una espiral floculenta.
En lugar de dos grandes brazos espirales que se enroscan como cintas,
M63 parece un girasol estelar…
un patrón de pétalos que nunca terminan de ordenarse.
Sus brazos son irregulares, entrecortados…
como si el universo los hubiera tejido con hilos sueltos de luz y polvo.
¿Por qué se forman así?
La historia podría comenzar con una explosión…
Una supernova.
Esa muerte violenta de una estrella masiva comprime el gas cercano…
y ese gas, colapsando, da lugar a nuevas estrellas.
Es un fuego que enciende otros fuegos.
Estos cúmulos recién nacidos giran alrededor del centro galáctico…
y al hacerlo…
se estiran.
Como si el tiempo mismo los desenrollara.
El resultado: pequeños brazos fragmentados…
ecos de la creación que se repiten en espirales incompletas.
Pero hay otro actor en escena:
el polvo.
Ese polvo oscuro, frío, sutil…
absorbe la luz visible, oculta las estrellas más jóvenes…
y reemite esa energía en el infrarrojo,
donde nuestros ojos humanos no pueden ver.
Por eso, a veces, lo que parece vacío… está lleno.
Y lo que parece caos… es simplemente una estructura velada.
Cuando observamos a M63 en luz infrarroja cercana,
el polvo ya no puede esconderse.
Y ahí, bajo el disfraz floculento…
emergen dos brazos espirales.
Son débiles…
pero reales.
Es decir…
la estructura de gran diseño está ahí.
Silenciosa.
Persistente.
Escondida bajo capas de gas, polvo… y juventud estelar.
M63 no es un desorden.
Es un orden encubierto.
Un esbozo de simetría dentro de la maraña aparente.
Y como un girasol…
no apunta hacia nosotros, sino hacia la luz.
Una luz que viene del pasado…
y que aún hoy seguimos aprendiendo a interpretar.
Messier 63 no solo es bella…
es compleja.
Es un recordatorio de que el universo no siempre habla en líneas rectas…
pero siempre tiene algo que decir.
🌌 Astrometáfora | El girasol en pétalos sueltos
A veces…
el orden no se muestra en líneas claras,
dibuja esbozos dispersos.
Como si el universo hablara en pétalos sueltos…
en luces que no se alinean,
pero que aún así… florecen.
Messier 63 es un girasol cósmico.
No gira buscando al Sol…
sino evocando su recuerdo.
Cada fragmento de espiral…
cada grumo de polvo…
es el eco de una creación que no necesita ser simétrica para ser verdadera.
Porque incluso en el caos aparente…
hay belleza.
Y en la dispersión…
una voluntad secreta de girar hacia la luz.
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