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¿Sabías que el Sol respira?
No como tú o como yo, claro.
Él no tiene nariz, ni boca, ni pulmones.
Pero sí , suelta su aliento.
Un viento que sale desde su corazón de fuego…
y viaja, viaja, ¡viaja sin parar por todo el espacio!
A ese aliento lo llamamos viento solar.
Imagina al Sol como un gigante brillante que vive en el centro del sistema solar.
Tiene un corazón que nunca deja de latir.
Y con cada latido…
¡sopla!
Pero no sopla aire como el viento de la Tierra.
Sopla luz, calor…
¡y miles de partículas pequeñitas!
Son como polvo brillante que flota en el espacio.
Protones, electrones, pedacitos de helio…
¡el aliento invisible de nuestra estrella!
Este viento sale de su corona,
que es como su pelo brillante hecho de fuego.
A veces es suave como una brisa.
Otras veces, cuando el Sol se enoja un poquito…
¡se convierte en una ráfaga poderosa!
Entonces, ese viento llega hasta la Tierra.
Choca con nuestro campo magnético,
y a veces, si hay suerte…
¡pinta las auroras en el cielo!
El viento solar no tiene forma,
pero tiene dirección.
Empuja colas de cometas,
acaricia planetas,
y sigue viajando…
¡cada vez más lejos!
Si pudiéramos seguirlo durante mucho, mucho tiempo,
llegaríamos a un lugar muy especial:
la heliopausa,
la frontera donde termina el reino del Sol.
Allí su aliento se detiene,
porque empieza el viento de otras estrellas.
Así es el Sol.
Un papá gigante que, aunque está lejos,
nunca deja de soplar.
Y en ese soplo viaja su voz,
su energía…
¡y su abrazo!
Nosotros, aquí en la Tierra,
vivimos dentro de su aliento.
Y aunque no lo veamos…
el Sol siempre nos está tocando con su viento invisible.
⭐ Astrometáfora
El viento solar es el suspiro del Sol,
un gigante que no deja de hablarnos…
aunque su voz no tenga palabras.
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